Publicado en
mayo 30, 2010
Un tipo estaba cortándose el pelo en una peluquería, días antes de hacer un viaje a Roma.
Le mencionó el viaje al peluquero, el cual le dijo:― ¿A Roma?.¿Por qué alguien querría ir a Roma?. Siempre está lleno de italianos que apestan. Estás loco si vas a Roma. ¿Y en qué te vas a ir?.― Voy con Alitalia , - respondió el tipo.- Aprovechamos una gran oferta.― ¿Con Alitalia? -exclamó el peluquero. ¡Esa mierd#$% de aerolínea!. Sus aviones son viejos, sus azafatas feas y siempre llegan tarde. ¿Y dónde te vas a quedar en Roma?― Vamos a estar en el Hotel Internacional Marriot.― ¿Esa tontera de hotel? Todo el mundo sabe que es el peor hotel de la ciudad... ¡¡¡Las habitaciones son pequeñas, el servicio es malo y encima son careros!!!... ¿Y qué vas a hacer cuando estés por allí?.― Voy a ir al Vaticano y espero ver al Papa.― ¡Esta sí que es buena!,- se rió burlonamente el peluquero. - Tú y un millón de personas más tratando de verlo. ¡¡Lo vas va a ver del tamaño de una hormiga!!. Pero, de todas maneras, te deseo mucha suerte en tu viaje. La vas a necesitar.Pasó un mes y el tipo volvió por su corte de pelo regular. El peluquero le preguntó acerca de su viaje a Roma.― ¡Fue maravilloso! -explicó el tipo: No solamente llegamos a tiempo en uno de los aviones nuevos de Alitalia, sino que, como había "overbooking", nos pasaron a ¡primera clase!. La comida y el vino fueron ¡deliciosos! y tuvimos una azafata ¡preciosa! que nos atendió como dioses... Y el hotel, fue ¡fantástico!. Acababan de hacer una remodelación de 25 millones de dólares y ahora es el mejor hotel de Europa. Allí también había "overbooking", de manera que se disculparon alojándonos en la suite presidencial, y ¡¡sin cargos extra!!― Bueno... ―exclamó sin mucho entusiasmo el peluquero... pero supongo que no pudiste ver al Papa.― La verdad es que fuimos muy afortunados porque, mientras paseaba por el Vaticano, un guardia suizo me dio unos golpecitos en el hombro y me explicó que al Papa le gusta conocer personalmente a algunos visitantes. Me invitó cordialmente a seguirlo para llevarme a las habitaciones privadas del Santo Padre, donde en persona nos recibiría. Cinco minutos más tarde, el Papa entró por la puerta y estrechó mi mano ! ¡Incluso me dirigió algunas palabras!.― ¿De veras?, -dijo el peluquero conmovido. ¿Y qué te dijo?.― Me dijo: Hijo mío… ¿dónde chuch$%^ te cortaste el pelo?