UN MARIDO ASÍ, NO TIENE PRECIO
Publicado en
noviembre 14, 2009
El hombre despertó aquella mañana con tremendo chuchaki. La noche anterior se había ido de farra... bebió como un loco, ni siquiera se acordaba cómo había regresado a su casa.
Preso de un dolor de cabeza lacerante, dolidos todos los músculos del cuerpo, la garganta más reseca que lengua de loro; en la boca un sabor a cobre y vinagre.
Tenía miedo aún de abrir los ojos, pues, lo esperaba, de seguro, la molestosa de su mujer.
Abrió los ojos como pudo, y lo que vio lo dejó loco.
Sobre la mesa de noche estaba una pequeña hielera, llena de cubitos de hielo, con un par de bielas bien frías. Al lado, había un par de Alka-Seltzers y un vaso de agua. Recargado en el vaso estaba un sobrecito perfumado. El tipo anonadado abrió el sobre y en su interior halló un recado que decía:
Amor mío, vida de mi vida. Perdona que no esté aquí para atenderte... Salí un momento, pero regreso al rato para estar contigo. Te he dejado estas cosas sobre la mesita para que alivies el malestar que quizá sientas después de la borrachera de anoche... Te he preparado un ceviche como a ti te gusta, ostra y pulpo, que te espera en el comedor. Le pedí a nuestro hijo que te lo sirva y que esté pendiente de ti. Te dejo un beso con todo mi amor. Tu esposa que te adora
El hombre no daba crédito a sus ojos. Bebió con deleite las bielas, se bañó, se vistió y bajó al comedor. Ahí, en efecto, lo esperaba su hijo, que lo saludó con cariño y le sirvió el ceviche preparado por su madre.
Se lo comió en silencio, y el asombrado Padre pensó: ¿Qué esta sucediendo? ¿Soñaba acaso? ¿Era aquello una vana ilusión de los sentidos?
Entonces se atrevió a preguntar con timidez:
―¿Qué pasó anoche mijo?
―Llegaste a las 4 de la mañana y venías en completo estado de ebriedad. Chocaste el carro en la puerta del garaje; le diste una patada al gato; te vomitaste en la sala y arruinaste la alfombra que mi mamá acababa de comprar, te orinaste en el closet. Luego te caíste en la escalera y ahí quedaste soñado. Tuvo que despertarme mi mamá para que la ayudara a llevarte a la cama.
―¿Y entonces? ―pregunta el señor― ¿por qué todo esto? ¿por qué las cervecitas y el amoroso recadito, y tremendo ceviche y todas estas finas atenciones?
Responde el muchacho:
―Porque mamá te iba a desvestir en la cama y cuando empezó a bajarte los pantalones tu dijiste: "¡QUIETA PERR$%$%! ¡QUE SOY CASADO!"
2 Alka-Seltzers: $ 0.50
bielas frías : $ 1.40
Ceviche: $ 5
Decir las palabras correctas en el momento preciso... ¡NO TIENE PRECIO!