Publicado en
julio 01, 2009
Un día un pordiosero se dirigió hacia la ventanilla de una camioneta Mazda que estaba detenida en un semáforo ocupada por un Ingeniero, y se entabla el siguiente diálogo:
―Señor, ¿podría prestarme diez mil pesos para comer?
―Pero, ¿no te los irás a beber, verdad?
―No señor, nunca en mi vida he bebido alcohol.
― Entonces, ¿te lo vas a gastar en tabaco?
― No señor, no fumo, ni nunca lo he hecho
― ¿Te los vas a gastar mejor jugando y apostando con los otros vagos?
― De ninguna manera. Nunca juego ni apuesto nada
― ¿Se los piensas dar a una prostituta, acaso?
― Jamás he tenido relaciones con ninguna mujer que no fuera mi novia, convertida luego en mi esposa hasta que me abandonó.
― Entonces toma, no diez mil, sino cincuenta mil pesos. Pero vente a comer a mi casa. Quiero invitarte a una buena comida casera y así podrás ahorrarte los cincuenta mil pesos.
El pordiosero sorprendido, sube a la camioneta y ya en camino pregunta:
― Oiga señor, ¿no se enojará su esposa al ver llegar a alguien como yo y que se siente a la mesa a comer?
― Probablemente sí, -contesta el Ingeniero- pero valdrá la pena. Tengo interés en que ella vea en qué se convierte un hombre que no bebe, no fuma, no juega, no baila, ni sale con put#$%.