Publicado en
junio 01, 2009
Un hombre bastante viejo buscó una clínica para un curetaje en su mano herida, manifestando mucho apuro porque estaba atrasado para un compromiso. Mientras era tratado, el jóven médico quiso saber el motivo de su prisa, y él dijo que necesitaba ir a un asilo de viejos a tomar el café de la mañana con su esposa que estaba internada allá hacìa bastante tiempo. Su esposa sufrìa del mal de “Alzeimer” en estado bastante avanzado.
Mientras terminaba el curetaje, el médico le preguntó si ella no se preocuparía por el hecho de él llegar con retraso.
―¡No! ―dijo èl―. Ella ya no sabe quién soy. Hace casi cinco años ni me reconoce...
Intrigado el médico le pregunta:
―Pero, si ella ya no sabe quien es ud., ¿por qué esa necesidad de estar con ella todas las mañanas?
El viejo sonrió, dio una palmadita en la mano del médico y dijo:
―¡Es verdad! Ella no sabe quien soy, pero ¡sé muy bien quién es ella!
Mientras el viejo salía apurado, el jóven médico sonreía emocionado y pensaba:
“Esta es la calidad de Amor que me gustarìa tener en la vida.”
El Amor no se reduce al físico, al romanticismo... El verdadero amor es la aceptaciòn
De todo lo que el otro es...
De todo lo que el otro fue...
De todo lo que será...
De todo lo que ya no es...