Publicado en
abril 19, 2009
Extraído del libro "El Libro de lo Insólito, pero cierto".
Una vida corta. Las gentes con menor esperanza de vida son los habitantes de Sierra Leona, que fallecen por termino medio a la edad de 43 años.
Suicidas al volante. Se estima que entre el 15 y 20 por ciento de los accidentes de tráfico no son tales, sino que se trata de suicidios.
Pendientes de tres hilos. En el Medievo, los ladrones, infanticidas y bígamos eran ahorcados con tres cuerdas.
La pandilla cadavérica. La gran demanda de cadáveres para practicar autopsias en loshospitales y otros centros médicos londinenses provocó que apareciese en el siglo pasado un grupo de ladrones de cadáveres profesionales conocidos como la banda Borough.
Huesitos, pero no de santo. En Francia, los mendigos hacían un pan que llamaban de Madame Montpensier. Estaba elaborado con huesos humanos molidos que eran sustraidos de las tumbas.
Euforico final. El poeta griego Sófocles murió en el año 406 a. de C. por la impresión que le produjo una noticia.
Varones transformistas. Tras el fallecimiento de un ser querido, los hombres gálatas, de Asia Menor, se disfrazaban de mujer, ya que decían que el sexo femenino reza y se lamenta mucho mejor.
Con fecha de caducidad. Los desaparecidos caspios, que vivían en la desembocadura del río Kura, mataban a los hombres al cumplir los 60 años.
Que no les falte de nada. Los cananeos practicaban agujeros en las tumbas por los que hacían llegar alimento a los difuntos.
La gran cacería. Cada año se cazan en nuestro país entre 70 y 90 millones de animales.
Amor a espaldas. En las cárceles toscanas del siglo pasado, los presos autores de crímenes pasionales portaban en su espalda una pancarta que decía: Assassino peramore (asesino por amor).
Muerte trufada. Según De la Mettrie, médico y autor del ensayo El hombre máquina (1748), el ser humano debe gozar de los placeres carnales y disfrutar de la repostería trufada hasta la saciedad. Llevada a la práctica su teoría, De la Mettrie no pudo resistir el empacho: enfermó y falleció.
Con el alma presa. Los habitantes de algunos poblados galos acostumbraban a coser todos los orificios corporales del finado para que su espíritu no se escapara.
Por un puñado de monedas. En el Medievo, muchas madres sacrificaban a los recién nacidos para sacarse unas monedas como amas de cría. Esto era debido a que las mujeres ricas preferían contratar a las madres que acababan de perder un hijo. De esta forma, se aseguraban de que la leche no se repartiese entre dos bebés.
Manos aparte. A las atenienses suicidas se les cortaban las manos y se enterraban separadas del resto del cadáver.
Para liarse a tiros. La mitad de las muertes accidentales en la ciudad estadounidense de Los Ángeles se deben a la manipulación de armas de fuego. Éstas también están implicadas en el 95 por 100 de los homicidios.
El gota gota. Los verdugos sicilianos se sacaban un sobresueldo vendiendo a la gente supersticiosa gotas de sangre de los recién ejecutados.
Nacidos para vencer. Los cartagineses ejecutaban a los que eran derrotados en el campo de batalla.
Que les parta un rayo. Los griegos consideraban sagradas a las víctimas muertas por un rayo.
Juicio a un finado. El papa Esteban VI hizo exhumar los restos de su predecesor, el papa Formoso, a quien acusaba de usurpador. Esteban VI condujo el cadáver a Roma, lo sentó en el trono con su atuendo papal e inició un concilio para juzgarlo. Al término de éste, mandó arrojar el cadáver al Tíber. Poco después, en el año 897 fue apresado por el pueblo y estrangulado.
Llamadas desde el otro lado. Para evitar enterrar a gente aparentemente muerta, un depósito de cadáveres vienes del siglo XIX unía a los cuerpos sin vida unas placas metálicas, Éstas, al detectar cualquier movimiento, activaban una alarma en el centro de control.
Venenos para ella, tiros para el. Numerosos estudios revelan que a la hora de quitarse la vida, las mujeres optan por los fármacos y las sustancias toxicas, mientras que los hombres prefieren precipitarse desde las alturas o recurrir a las armas de fuego.
Escobas se quedan sin dueño. Entre 1560 y 1670 se ejecutaron sólo en el sudeste de Alemania 3.200 brujas.
Falsa juventud. Las mujeres de la antigua Grecia empezaban a contar su edad desde que se casaban.
Una exhibición ejemplar. En Inglaterra, los ahorcados eran expuestos durante un tiempo como medida ejemplarizadora. Para evitar que fueran atacados por animales carroñeros eran embadurnados completamente de alquitrán.
Los latidos de España. Los españoles -y en concreto la mujer catalana- poseen el índice de mortalidad por problemas cardiacos más bajo del mundo.
La muerte puede esperar. Se cuenta que cuando el matemático alemán Karl E.Gauss(1777-1855) se le comunicó que su esposa estaba a punto de fallecer, este, que estaba inmerso en su trabajo, respondió: "Si, si, pero pídale que espere un momento hasta que acabe con esto".
Sepelio a bofetadas. El día del entierro del boxeador británico Tom Sayers (1826-1865) cerca de 30.000 seguidores acudieron al cementerio para darle el último adiós. En el momento de la inhumación, todos se quisieron acercar a la tumba, pero al no poder, la emprendieron a puñetazos.
Juego de alto riesgo. Los aztecas y otros pueblos precolombinos practicaban un juego parecido al fútbol, el tlachtli. A los que perdían, los sacerdotes solían arrancarles en vivo el corazón para ofrecérselo a los dioses.
La escalera del suplicio. Antiguamente, el número de peldaños en los patíbulos variaba según la jerarquía del condenado. Así, el rey podía pedir que le colocaran un número ilimitado; los duques, ocho; los condes, seis; los barones, cuatro, y la gente humilde, dos.
Dormir con el enemigo. En 1992, el 29 por 100 de las mujeres asesinadas en Estados Unidos fue a mano de sus maridos, ex maridos o compañeros sentimentales.
Quien paga, también descansa. Los egipcios morosos no podían ser enterrados hasta que la familia saldara todas sus deudas.
Viaje al limbo. En la Edad Media, los niños que morían sin ser bautizados eran enterrados entre los muros de las catedrales, que eran llamados limbos.
El cadáver incendiario. En 1885 fue ingresado en un hospital de Londres un hombre obeso que falleció. A la mañana siguiente, los doctores se encontraron con el cuerpo hinchado como un balón y relleno de gas. Al practicarle una pequeña incisión en la piel, espontáneamente el gas salió y ardió.
Un chupito de hueso. Los indios de la Guayana preparaban un licor con las cenizas de los muertos.
¡Por fin libres! En 1684, Jean-Baptiste Mouron, de 17 años de edad, fue acusado y condenado a galeras durante cien años y un día. Mouron cumplió el castigo íntegro y quedo libre a la edad de 117 años. Falleció unos años mas tarde.
En la hora de la muerte. El día 1 de Septiembre de 1775 a las 7.45 de la madrugada, murió el rey francés Luis XIV. En momento, el péndulo que el físico holandés Christian Hoygens le había regalado se detuvo inexplicablemente, sin que jamás volviese afuncionar.
Suicidio salado. En la antigua China, los suicidas tienen una forma muy curiosa de quitarse la vida, que era ingiriendo una cantidad brutal de sal.
Mordisco fatal. Allan Pinkerton, fundador de la famosa agencia norteamericana de detectives del mismo nombre, murió de gangrena por morderse la lengua, en 1884.
Mueren y no desaparecen. Una cucaracha decapitada puede vivir varios días antes de morir.
Tirar de la coleta. Durante los siglos XVII y XIX, los esclavos chinos eran obligados a llevar coleta, para que pudiesen ser escogidos más rápidamente.
Un delito que es una marranada. En 1394, un cerdo fue ahorcado en Normandía por devorar a un niño.
Las siete vidas de Rasputín. Este personaje de la corte zarista tomó vino y 10 pasteles envenenados; más tarde recibió cinco balazos mortales y fue golpeado en la cabeza con una barra metálica, sin dejarle fuera de juego. Su inexplicable vitalidad no se quebrantó hasta que un grupo de personas allegadas le arrojaron bien atado por un agujero abierto en el helado río Neva, en 1916.
Correo funerario. En agosto de 1993, los monjes de un templo budista de Nara, en Japón, recibieron por correo un paquete que contenía el cadáver de un bebé y un sobre con dinero para los gastos de su funeral.
El último mensaje. El 15 de Noviembre de 1958, el actor Vincent Price tomó un avión de Hollywood a Nueva York. Durante el vuelo, miró por la ventanilla y se quedo helado al ver que unas nubes cercanas formaban la frase "Tyrone Power ha muerto". Ningún otro pasajero vio el mensaje. Cuando el avión aterrizó en Nueva York, comunicaron a Price que su amigo Tyrone Power había muerto dos horas antes de un ataque al corazón.
Cortar por lo sano. Cuando el médico Erasístratos, uno de los más famosos de Alejandría, presintió que padecía una úlcera sangrante, se suicidó ingiriendo una copa de cicuta, en el año 280 a. de C.
Luto muy refinado. Durante el siglo XVIII, se puso de moda en los funerales repartir entre los parientes del finado anillos, medallones y otras joyas con figuras de ataúdes, calaveras y esqueletos.
Copa macabra. Los antiguos habitantes de Táuride, en Crimea, únicamente bebían en las calaveras de sus adversarios.